“Las cosas de la guerra, a menudo, recuerdan esos desvelos de la niñez, donde ser el Llanero Solitario o el Virginiano le llena a uno de gozo, y lanzado sobre las praderas del oeste se dedica a eliminar bandoleros sin hacer preguntas previas. Cuando esas fantasías se trasvasan a la realidad, la realidad tiende a superar a toda fantasía que se le ponga por delante”. Agustín Ijalba, en
Efectos colaterales, habla de esas cortinas de humo del lenguaje utilizadas para justificar lo injustificable y maquillar la realidad.