Mirko Lauer escirbe sobre el concepto de Anti-sistema y su utilización en la campaña electoral peruana cuyas elecciones se celebran este domingo y en las que el candidato de la izquierda populista, Humala, aparece como favorito: “Pero a partir de este proceso electoral anti-sistema ha empezado a evolucionar, aunque sin mejorar mucho su poder explicativo. La saga de Evo Morales y el discurso de la familia Humala han cargado a la palabra de un contenido étnico, aunque por el momento este se manifieste sobre todo en la geografía de la intención de voto.
De otro lado la expresión está pasando de su clásica connotación de debilitamiento de la democracia a una abiertamente destructiva. Los artífices de este giro de sentido han sido los medios más críticos del electorado de Humala, en el esfuerzo por desanimarlo por la vía de descalificarlo en cuanto sujeto de la política.
Pero llamar a estos votantes tarados, resentidos o ignorantes tiene un viejo sabor a hacienda, y no ha surtido el efecto deseado. Si bien la nación de anti-sistema ha quedado así claramente fijada en el campo humalista, no está muy claro contra qué parte o aspecto del sistema se estaría movilizando este tercio del electorado nacional.
Lo cual nos devuelve a la precisión de Biddle sobre etnia/clase. Es evidente que en el escenario andino ahora las dos cosas vienen de la mano, y que una no se podrá resolver sin la otra. Pero hasta el momento lo clasista viene funcionando como el espacio de confrontación y lo étnico como el escenario de negociación.”