Miguel Santa Olalla Tovar, ¿Quién quiere matar a Marx?: “Inmigrantes explotados esperando los papeles, hombres convertidos en piezas del sistema productivo, tan intercambiables y funcionales como las propias máquinas. Seres humanos que después de trabajar no están más que para el tomate y el fútbol, porque tampoco la vida les puede ofrecer otras muchas distracciones. Por no hablar de las situaciones de alienación derivadas de la globalización: después de 30 años de estar alienando españoles, ahora las empresas se deslocalizan, para empezar a alienas a búlgaros, rumanos, chinos o nigerianos. Normal, sale más barato. Y no quiero que penseis que soy un ingenuo o un idealista: soy capaz de entender los principios económicos que andan detrás de todas estas situaciones. Pero lo que no estoy dispuesto a admitir es que el pensamiento marxista está muerto y bien enterrado, cuando nuestros periódicos y nuestros telediarios están como están. Y si lo quieren enterrar, peor para nosotros: ¿De dónde vendrá ahora la crítica?”