Si todo el mundo puede salir del trabajo un rato a tomar café, ¿por qué no puede salir alguien a fumarse un cigarrito? Incluso puede aprovechar el tiempo para leerse ese informe tan tonto que lleva días encima de su mesa, en lugar de ponerse a charlar con los del bar o leer el periódico gratuito. Alejandro V. García: “En la jerga laboral ‘tomar café’ es una expresión polisémica que refleja un sinnúmero de actividades, desde la más literal a ir al relojero, recoger un paquete, comprar una revista, dar un breve paseo, llevar al niño al médico, etcétera. A pesar del engaño explícito que arrastra la coartada de salir a tomar café se suele respetar cortésmente y hasta los supervisores y jefes más severos aceptan esta variedad común del escaqueo que ellos mismos practican con una rara asiduidad. ¿Quién no toma café en el trabajo, es decir, quién no interrumpe sus quehaceres bajo el pretexto simbólico de la cafeína?” Tomar café.