En el análisis que hace Carlos Fazio de la campaña que se llevadenunciando una presunta injerencia del gobierno de Venezuela en México a favor de la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, el articulista ofrece todo un manual de propaganda moderna: “Para construir la verdad “oficial” se utilizan genéricamente tres tipos de propaganda: blanca, gris y negra. La más dañina, la propaganda negra, es aquella que aduce otra fuente y no la verdadera; para encubrir su origen y sus intenciones se la rodea de ambigüedades, secretos y misterios. Es la más utilizadas en las operaciones clandestinas (o encubiertas) de los servicios de inteligencia y, por ello, es principalmente subversiva. Por lo general se la canaliza a los medios a través de «filtraciones»; una fuente «oficial» declara en forma «anónima», o el medio señala que no puede divulgar el origen de la información. Es decir, afirma algo que no es posible corroborar con certeza y, de esa manera, la «información» (propaganda) queda plantada como si fuera una «noticia». En buen romance, la propaganda negra tiene la ventaja de la irresponsabilidad, ya que permite difundir escándalos y rumores sin desacreditar al gobierno.” La investigación.