Dos años de gobierno del presidente Rodríguez Zapatero y la prensa sigue con el paso cambiado. Gusta mucho lo de poner etiquetas y que nadie se salga del sitio en el que ha sido clasificado. Con Zapatero ocurre que nadie sabe muy bien qué etiqueta ponerle. Fernando Delgado: “La derecha no ha conseguido elaborar un retrato eficaz de Zapatero por exceso de chafarrinones en el lienzo, pero ha ayudado mucho a los ciudadanos progresistas a situar al presidente. A pesar de eso, la persistencia de Zapatero en la ambigüedad genera la duda que la ambigüedad lleva consigo y que consiste en que no se sepa si quiere sugerir o quiere callar, si calla porque no sabe o porque sabe demasiado. Y a Rajoy, que es maestro de ambigüedades, la ambigüedad quizá lo ponga más nervioso: sabe que detrás de ella está lo inesperado. Yo no sé si en el caso de Zapatero lo que algunos llaman ambigüedad es prudencia, virtud que conviene al buen talante, pero alguna vez que ha dejado de ser ambiguo se le ha calificado de imprudente. También es cierto que lo que algunos llaman imprudencia otros lo tienen por atrevimiento. Pero no es menos verdad que hay quienes llaman atrevimiento a la simple realidad. De modo que el retrato de Zapatero se obtendrán eligiendo entre el punto de vista de los que quieren que nada cambie, o que demos pasos atrás, y el de los que consideran que todo paso hacia delante es poco. Lo difícil será la justa proporción.” Retrato de ZP.