Rubén Moheno,
Baudelaire en los suburbios: “Charles Baudelaire (1821-1867), en cambio, sigue siendo majestuosamente certero; en la lectura atenta de su poesía comprobamos que la distancia temporal que nos separa de su visión es nada. Si tan sólo la arquitectura y la planeación urbana hubiesen sido capaces de captar su modo sentir, no andaríamos en nuestras ciudades como siempre andamos,
always on the brink; siempre al borde apocalíptico.
Si tan sólo hubiésemos recogido su advertencia: Me parece que yo siempre estaría bien ahí donde no estoy. Porque él era el inspirado, el perfecto caminante urbano a la deriva; el
flâneur cuyas ideas se extienden mucho más allá de donde las deja el común de los mortales: es el gran poeta lírico de la metrópolis.
Baudelaire volcó su alma en su poesía, y desde las primeras líneas nos ubica en la perfecta recreación de un ambiente o de un sentimiento; un limpio corte cinematográfico nos lleva de uno a otro de los escenarios de la ciudad o de la emoción; su humor es una delicia: su alma debe ser tomada muy en serio.”