Antonio González incide en un asunto que debería preocuparnos profundamente, la
Crisis de la información que está llevando a los medios a convertirse en empresas publicitarias o, lo que es peor, gabinetes de propaganda: “Se deduce del informe que la información está perdiendo peso, entre otros motivos porque el periodismo ha perdido parte de su protagonismo, absorbido por el márketing y por los intereses espurios. Basta con ver un telediario para comprobar que lo que se ofrece como noticias de interés general está seleccionado sin criterio, a lo que salga y, desde luego, con la subliminal intención de que el espectador se interese por cuestiones tan determinantes como que a los españoles, cuando se resfrían, no les apetecen las relaciones sexuales. Si la televisión es el medio que atrae masivamente el interés (¿) del personal, no es de extrañar que la buena información, como género periodístico tan necesario para la cultura cívica, esté clasificada como materia reservada por los poderes. En cuanto a la radio, definida en el informe como socialmente influyente aunque vulnerable como empresa, tiene tendencia al liderazgo personal más o menos ecuánime y en algunos casos corrosivo, que quema de manera incesante toda clase de leña para mantener su audiencia. Realmente, y salvando las excepciones, cada emisora tiene la aceptación que se merece en este mercado, en el que el morboso y el que más chilla suelen conformar a un personal con tendencia al forofismo.”