Marcos Winocur: “En el Congreso General del Cepillado de Dientes, reunido este año en Las Vegas, hubo posturas encontradas. Un ala retomó con fuerza la tesitura tradicional: comer y cepillarse los dientes. Esto les parecerá a algunos una verdad de Perogrullo. Sin embargo, hubo en el congreso quienes se manifestaron abiertamente en desacuerdo y sostuvieron la posición contraria: comer y no cepillarse los dientes. No es necesario—argumentaron—; las otras especies de mamíferos no lo hacen ni van al dentista. ¿Por qué entonces el hombre…? En cuanto al mal aliento—agregaron—, no hay de qué preocuparse: si todos dejáramos de cepillarnos los dientes, el mal aliento pasaría desapercibido, como ocurre en algunos pueblos donde los ciudadanos se bañan una vez a la semana, y conviven como si nada. Seguidamente y a voz de cuello, estos subversivos, iracundos e iconoclastas lanzaron su consigna: ¡Abajo el cepillo de dientes, creación de los enemigos del pueblo para hacer ganancias a sus costillas! Pidieron, en consecuencia y por obsoleto, la disolución inmediata y sin más trámite del Congreso General, moción que fue rechazada entre abucheos e insultos.”
El congreso general del cepillado de dientes.