Siempre me han apasionado las ruinas. Quizás estemos ahora en época de reverdecimiento de ese interés por los restos, por los esqueletos; en el barroco ocultaron su propia decadencia volviéndose hacia las ruinas clásicas y ocultando así las de sus cerebros. Es posible que esté pasando lo mismo. Miguel Esquirol Ríos, Signos de abandono: “Pero también la revolución industrial pasó y los signos de abandono cambiaron. La invención de los plásticos dejó a su paso una alfombra de basura que hasta entonces el hombre no había visto. Los edificios caídos en el olvido se llenaron de pintadas con spray, ventanales gigantescos se llenaron de aberturas de vidrios rotos, como dientes esperando devorarnos. Cada vez el abandono era más violento y su recuperación más lenta. El suelo ya no reverdecía por el duro asfalto, el concreto apenas dejaba notar el paso del tiempo.”