Darío Valcarce repasa algunas características del Canadá que acaba de celebrar elecciones, y alaba su democracia:
Tomemos nota de Canadá: “Harper, repetimos, venía de la derecha-derecha: era enemigo de los gays, del aborto, del child care, proponía el mínimo de seguridad social. Ha evolucionado hacia el centro. Las diferencias entre los dos grandes partidos no son insalvables. No existe el ánimo de exterminar al adversario, sino de dialogar con él en busca de soluciones. Las sociedades son difícilmente comparables. El País Vasco de 1986 no es el de 2006. Pero hay latitudes lejanas que brindan enseñanzas porque sus modos de civilización nos son próximos. Muchos axiomas políticos, repetidos a machamartillo, son relativizados por el tiempo. Podríamos decir con todo respeto: ridiculizados por el paso de los años.
La legislación regional de Québec, la región francófona del sureste, no permite impartir enseñanza pública en inglés. Sólo a los hijos de padres canadienses que acrediten haber hecho su enseñanza en inglés. Y parece ser que no hay clima de guerra civil, sino de paz.”