María Dubón escribe sobre la muerte de
Walter Benjamin en Portbou: “Hay personas que opinan de otra manera. El que entonces fuera un joven camarero en la cantina de la estación, Simó Granollers, cree que fue asesinado. «Escuché muchas conversaciones de inspectores de la policía y agentes de aduanas, ya que la estación era el centro neurálgico del pueblo, y todo el mundo decía que los alemanes habían matado a un compatriota», asegura Granollers. Y recalca que no se le hizo la autopsia al cadáver y que fue enterrado rodeado de misterio. Hay que pensar que el misterio era tan grande que la identidad del apátrida se conoció en Portbou diez años después de la muerte. Por si eso no era bastante, los miembros de la GESTAPO instalados en el pueblo desplegaron aquellos días una actividad inusual. Se habla de un saco extraño que metieron en el maletero de un coche.”