Sería extraño no encontrar alguna experiencia en los entornos de trabajo de la vieja práctica del «chivo expiatorio»; ahora este tipo de conductas se reconocen como acciones de acoso moral y son denunciadas. La dignificación del trabajo, los derechos humanos de las personas trabajadoras y el planteamiento de un código ético en el ámbito laboral refuerzan la denuncia y desaparición de este tipo de vejaciones como parte de la responsabilidad social que empresas y personal ha de llevar a buen término. Ahora bien, todavía quedan demasiados depredadores a los que hacer frente, y algunos de ellos demasiado próximos a círculos de poder político que no dudan en utilizar sus conexiones para acallar su fechorías. Este es el caso que ha estado silenciado durante tres años y del que habla Enrique Castro: “Esta es la historia de una trabajadora que ha sufrido y sufre acoso en el puesto de trabajo, por parte de unos dirigentes, que han utilizado una entidad, como trampolín para sus aspiraciones políticas”. Mobbing laboral: la historia de Teresa Paris.
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