Ernesto S. Pombo: “Las copas de los juerguistas del fin de semana nos salen a quienes no bebemos por más de tres millones al año, euro arriba, euro abajo. Eso sólo en el material urbano de siete ciudades. Que no sabemos muy bien qué tienen que ver las papeleras y las farolas con las copas, pero que es lo que esos divertidos juerguistas, la mayoría jóvenes y adolescentes, se llevan por delante cada noche que salen de marcha a hartarse de cubalibres. [...] Decía Goethe que el comportamiento es un espejo en el que cada uno muestra su imagen real. Mal café debía de tener este tal Goethe porque, de ser cierta su idea, la imagen de nuestros jóvenes juerguistas resulta escandalosa y deplorable. Pero no hay más que preguntarles a sus papás para ver que no es así. Nos dirán que sus niños no andan en estas guerras y, en todo caso, que si andan, es porque necesitan de alguna manera afrontar sus frustraciones, por el mal momento que atraviesan, por las pocas perspectivas de futuro que les ofrece la sociedad.”
Saber beber.