Hace mucho que muchos quieren que los padres paguen por los destrozos de los hijos adolescentes. O encontrar la forma de que ser padres incluya la obligación de educar a los hijos. Y por fin alguien ha encontrado la manera: la ley antitabaco. Teresa Gisbert Jordà: “Es decir, que cuando un hijo menor de edad cometa una infracción, la de fumar en los lugares prohibidos totalmente o fuera de las zonas habilitadas al efecto, los padres pagarán la multa que en su caso se le imponga a su hijo, pues en el caso de deudores solidarios el acreedor puede dirigirse contra cualquiera de ellos o contra todos ellos simultáneamente hasta cobrar la deuda por completo. La razón de ser de dicho castigo la explica la propia ley «en razón al incumplimiento de la obligación impuesta a éstos, que conlleva un deber de prevenir la infracción administrativa que se impute a los menores». Osea, que como los padres han incumplido la obligación de evitar que sus hijos cometan la infracción administrativa de fumar donde no se permite, deben pagar para que aprendan, ellos y los hijos, aunque en el fondo lo que subyace es un castigo económico a los padres por entender que han incumplido su obligación de educar integralmente a sus hijos.” Los hijos fuman y los padres pagan.