Lo de Bremer tiene narices. El hombre que desvertebró cualquier vestigio de orden en Irak y aplicó la ley del Oeste, acusa a los soldados españoles de dialogantes. Lo más divertido es imaginarse la cara de Aznar y Cía al saber del libro del exproconsul. En fin, Valentí Puig: “La misma superficialidad le sirve para criticar de forma muy rotunda y cutre el papel de las tropas españolas en Irak. Las considera al margen del proceso de mando, dialogantes con la minoría chiíta por su cuenta, como un elemento estático. Llega al punto de considerar la actitud de las unidades españolas como «un perfecto ultraje». En medio de tales desaguisados, ahí está Paul Bremer al timón de la nave, dando solución a todos los problemas, en un ejercicio de perfeccionismo que hace bien en atribuirse por sí mismo porque hasta ahora nadie había caído en la cuenta de reconocérselo. En un mundo hostil, servidores y aliados como Paul Bremer son como para pensárselo dos veces.” El incomparable Paul Bremer.