Rolando Gabrielli recuerda y aviva la generación beat a través de la figura de Lawrence Ferlinghetti: “Qué horror, qué placer, Lawrence Ferlinghetti está vivo en San Francisco y Joaquín Vergara, periodista chileno, que llegó antes que el tranvía a la mítica ciudad, no sólo no lo conoce, sino hace oídos sordos a mi súplica que lo ubique para conversar algunas cosas sobre poesía, de su ciudad, Kerouac, Ginsberg, los beatnik, el mundo que es una margarita en un racimo de bombas subterráneas. La poesía se deshoja con una granada en la mano y en la otra no sabemos qué verso se está cocinando. Ferlinghetti sabe qué se está cocinando.
Al diablo, me digo, qué saben los periodistas de poesía, y me pongo a buscar en mi vieja biblioteca alguna huella de Ferlinghetti y recuerdo que un marica de teatro, panameño, me robó Aullido (Howl), de Allen Ginsberg, otro santón carismático de San Francisco, el padre espiritual del Flower Power y del Hippismo. Aún siento los aullidos de ese libro perdido. No lo he vuelto a comprar, el griego vende a unos precios horrorosos, y hace creer que es un duende quien marca y remarca los nuevos valores que les asigna de noche a los poemarios para hundirnos en la oscuridad de la palabra escrita.”
Ferlinghetti está vivo en San Francisco.