Por cierto, y ya me callo, al releer mi anotación de abajo sobre el periodismo y la búsqueda de la verdad, me he acordado de la
última crónica de Alberto Majoral para el
Almacén: “Parece que lo que ocurre es que cuando un joven entra en el periódico como becario, sus jefes proceden a taxidermizarle la inteligencia. Esto se hace enviando a joven reportero a las ruedas de prensa con la expresa prohibición de hacer preguntas que valgan la pena o señalar contradicciones. Cuando de la inteligencia del joven no queda más que la figura, digna de un museo, se la saca al sol a secar. Con el tiempo, esa inteligencia se va desmoronando, se cae a pedazos que pronto se convierten en polvo. Y ese polvo, seco, deshidratado, es lo que luego utilizará el hombre que una vez fue joven, para escribir sus artículos”.