Comienza un nuevo año, y la lacra con la que cerramos el año anterior hace su aparición; en tres días, ya han sido tres mujeres las asesinadas por sus conyuges. Y todavía hay quien pretende que se vitoreen sin inmutarnos las lindezas con las que algunos valedores conservacionistas obsequian a su público. Elsa López se refiere a la fechoría de un personaje que se ampara en el símbolo de su vestimenta y lugar de trabajo para hacer apología del terrorismo cotidiano, poner la otra mejilla: “En la parroquia de mi pueblo el señor cura se ha subido al púlpito y ha escupido durante el sermón una perla digna del mejor coleccionista si no fuera por lo delictivo del asunto. La frasecita decía algo así como que la mayoría de los problemas matrimoniales se resolverían si las mujeres pusieran la otra mejilla”.