Despedimos el año —mañana descansamos, y volvemos, como siempre, el lunes— sumándonos al deseo de Juan José Millás: Feliz año: ”[En referencia al alijo de 20 toneladas de hachis] Un taxista fumeta me contaba el otro día que las cosas que habitualmente le cabreaban le hacían reír cuando se fumaba un canuto. Imagínense lo que nos habríamos reído del Estatuto (por mencionar sólo de una de las cosas que nos ponen los nervios de punta) con 40 millones de porros encendidos a la vez. Tal vez lo sensato sería que la policía liara 40 millones de canutos y los distribuyera por todas la casas con la indicación de que cada uno se fumara el suyo justo después de las 12 campanadas del 31. ¿No sería fantástico comenzar el año con una risotada gigantesca?
No sé qué le parecerá a la ministra de Sanidad esta idea de combatir la crispación con estupefacientes. Pero algo hay que hacer, sobre todo ahora que entra en vigor la ley antitabaco. Recuerdo que cuando dejé de fumar, estaba irascible y saltaba por nada. No quiero imaginarme a Rajoy, habitualmente cabreado, con el mono de la nicotina. Hagamos, con esas 20 toneladas de hachís, una gran hoguera cuyo humo liberador se pueda aspirar desde cualquier rincón del Estado. Y feliz año.”