Fernando Arrabal Inocentadas, chistes, humoradas y jitanjáforas: “El Nuevo Puente de Londres y el Museo Guggenheim de Bilbao ¿son dos inocentadas? En todo caso, humildemente los celebro como dos modelos casi insuperables de chatarra «kitsch» trenzada con humor involuntario.
La inocentada no me permite distinguir concretamente (en abstracto) el humor de la ironía, o de lo cómico, o de lo gracioso o de lo burlesco. Pero mi amigo ateo dice que el sexto día Dios creó el móvil y descansó.
Los especialistas de inocentadas pretenden que hay humor «new-yorkés», inglés, judío, esquimal e incluso televisivo. Toda belleza duerme.
Los catedráticos del tema han descubierto el humor rosa, el azul, el verde y el negro. Según mi modesta opinión, este último borra los demás colores y los domina como pleonasmo.
Paradójicamente se habla con realismo de utopía, con odio de amor, con seriedad de humor, con astucia de inocentada. E incluso con nostalgia de los onanistas que hacen el viaje de luna de miel solitarios.
Como lo saben mis temerarios lectores la imposibilidad de traducir la palabra inglesa —«hhyumor»— al español explica el Ministerio de Fomento y la «nueva cocina» nacional.
El gazpacho francés se condimenta con sal, pimienta, perejil y tomate… y luego se tira por el váter.
Inocentada: el buzo de la torre Eiffel se ha enamorado de la manicura de la Venus de Milo.”