Juan Villacorta,
Todavía, la pena capital: “El apoyo que todavía hoy concede la opinión pública, particularmente en diversos estados de la nación americana, a los partidarios intransigentes de la pena de muerte se basa en la ignorancia, los prejuicios y la crueldad reprimida. Fomentado por los portavoces oficiales públicos y otros grupos de poder y de influencia próximos, se hace creer al público que solamente la ejecución puede proteger a la sociedad contra ‘el criminal sin escrúpulos’, que es imposible que un inocente sea ajusticiado, que no se ejecuta a nadie que sufra trastornos mentales. Pero el hecho que se repite cíclicamente, una y otra vez, es que la pena capital constituye una reliquia cruel y abominable del pasado que sigue con pleno vigor. Los castigos crueles tienen una tendencia inevitable a generar crueldad en el pueblo.”