Francisco Bejarano: “La manipulación de las mentes, con democracia o sin ella, no tiene hartura. Tiene apariencia de igualitarismo justiciero, pero no es más que un deseo de control y de integración de todo grupo, por minoritario que sea, que no responda al modelo mayoritario. A un cojo, además de no poderle llamar cojo, lo vemos renqueando fatigosamente en un partido de baloncesto paralímpico; los gordos respetables, entre sudores y resuellos, hacen el ridículo con ejercicios terapéuticos, con el humor agriado por las dietas y la falta de respeto; los ancianos cantan y bailan guiados por animadores para aparentar una juventud que no volverá; y los jóvenes se comportan como los jóvenes de hace 30 años convencidos de que han dado un paso adelante hacia la libertad y la modernidad.”
Elogio de la diferencia.