Sebastián Chávez de Diego: “Frente a ese óptimo balance catalán, ¿qué puede decir Andalucía? Veinticinco años después de conquistar una autonomía de primer nivel contra viento y marea, Andalucía sigue siendo una de las regiones económicas más atrasadas de la Unión Europea, con un empresariado muy irregular en su dinamismo, poco vinculado a las experiencias de nueva economía, mal comprometido con la innovación. Crecemos por encima de la media estatal, pero convergemos muy lentamente y nuestro crecimiento se basa sobre todo en una construcción depredadora del territorio y en fondos europeos. Nuestro sistema de cajas de ahorro no ha generado una institución financiera potente, capaz de influir en los sectores estratégicos y competir a escala estatal, mucho menos aún fuera del ámbito español. Los localismos, espoleados por políticos cortoplacistas, nos impiden construir una conciencia colectiva que estimule nuestro progreso y nos lastran culturalmente, condenándonos al aislamiento respecto de las tendencias que marcan el progreso intelectual del mundo contemporáneo. Buen reflejo de todo ello es un sistema universitario deficiente, a la cola en calidad y producción científica.”
Soy un acatalanado.