“El voluntario no aspira (tan sólo) a ayudar sino también a sentirse reconocido; el militante de una ONG no pretende (tan sólo) transformar el mundo, sino también autorrealizarse viviendo la aventura de una experiencia internacional… No es extraño que nos guste más hablar de voluntariado (lo que pone el acento en el sujeto) que de compromiso asociativo (lo que pone el acento en la causa a la que se vincula).” ¿No estamos aburridos de tanto Yo que anda por ahí? Menos mal que lo otro, la socialización extrema, en la que el Yo sólo tiene obligaciones y ningún derecho (y el placer es a escondidas) tampoco funciona ya. Angel Castiñeira y Josep Lozano:
La cultura del Yo.