El método de acceso a profesor titular de universidad, la oposición, es una mascarada que oculta la colocación a dedo de los colegas. Ramón Tamames reconoce ese hecho, pero advierte contra la tendencia a eliminarlas y sustituirlas por el mérito: “Hay que mejorarlas mucho, hay que ensanchar el trámite de la discusión pública con el tribunal, y del trabajo expresamente preparado durante los ejercicios, dinamizar su funcionamiento. Pero abandonar las oposiciones, para ir simplemente a contrataciones basadas en listas de méritos, sería un mecanismo perverso, deteriorador de la ya debilitada y muchas veces ineficiente Administración española, con tantos interinos (muy a su pesar) y tantos contratados laborales (malgré eux, que habría dicho Molière). Sobre todo en un país en el que van in crescendo los circuitos endogámicos y de clientelismo, propios de un Estado de las Autonomías a veces mal entendido.” La fiesta bárbara.
2005-12-01 18:19 Me parece que en las opiniones de Tamames sobra la mención a las autonomías, como si los cuatrocientos mil funcionarios matritenses no hubieran sido el foco canceroso del funcionariado hispano todo él.
También discrepo de la propuesta de Tamames de objetivizar el acceso, mediante oposiciones, al funcionariado (docente). Y discrepo porque si la mejora sería diseñada por políticos (muchos de ellos, precisamente funcionarios) y aplicada por funcionarios …
El asunto creo que es más sencillo: ir a la raíz : ¿por qué no suprimir el régimen de funcionariado?