Mr. Bean, uno de mis ídolos, dio por medio de su avatar actor en la Cámara de los Lores una conferencia en dcontra de una ley contra el odio religioso. Soledad Gallego Díaz, Traigan a Mr. Bean a la escuela: “La discusión que planteó y alentó Mr. Atkinson por todos los medios a su alcance fue muy interesante. Odio puede significar desear el mal a alguien, algo, sin duda, rechazable, pero también una aversión, rechazo o antipatía extrema hacia algo. ¿Qué tiene de malo sentir rechazo o antipatía por una religión, especialmente si las enseñanzas de esa religión son irracionales o abusivas respecto a los derechos humanos?, se preguntaba el actor. Uno no puede elegir su raza, pero sí las ideas que defiende y no basta creer en ellas muy sinceramente para quedar por eso protegido contra la crítica o, incluso, contra la burla. Lo que pueden exigir las personas religiosas o los representantes de las religiones es respeto a su propia libertad de expresión, algo que no se atribuye a grupos, mayorías o minorías, sino simplemente a cada uno de los individuos. Para demostrar que no se persigue a la Iglesia católica o al islam no hace falta blindarlos contra la aversión que pueden producir algunas de sus enseñanzas; basta con respetar el derecho a la libre expresión de cada uno de los católicos o de cada uno de los musulmanes, defendía Atkinson.”