Comentarios

1. Miguel A. Román
   2005-11-25 12:17 En no menos de ocho medios informativos (a estas horas de la mañana, que serán más según avance el día) se ha divulgado esta mañana la “noticia” (no es noticia aquello que estaba previsto, pero valga el sustantivo) de que se celebra hoy el Día Mundial contra la Violencia de GÉNERO.
   
   Creo que voy a rendirme. En vano han clamado desde hace años las voces de la Academia de la Lengua –así como otras muchas no menos autorizadas– intentando explicar a los “profesionales” de la palabra hablada y escrita que “género” en castellano, en el sentido en que intentan aplicarlo, es un término exclusivamente gramatical que refiere a “Clase a la que pertenece un nombre sustantivo o un pronombre por el hecho de concertar con él una forma y, generalmente solo una, de la flexión del adjetivo y del pronombre. En las lenguas indoeuropeas estas formas son tres en determinados adjetivos y pronombres: masculina, femenina y neutra.” o “Forma por la que se distinguen algunas veces los nombres sustantivos según pertenezcan a una u otra de las tres clases.”
   
   Este “género” que hoy puebla infamantemente portadas de diarios y ondas de radiodifusión es la pésima traducción de “gender”, término inglés que sí se aplica en esa lengua correctamente a las diferencias debidas al dimorfismo sexual, pero en español el vocablo –sin complejos– es “sexo”, aunque por otro disparate que no viene ahora a cuento hayamos asumido que “sexo” es la práctica erótica que resulta de la atracción entre los … ¿géneros????
   
   No voy a hacer demagogia, el asunto de la violencia entre sexos, sexista, doméstica o familiar (que son términos igual de representativos, pero correctos) es demasiado grave como para desviar el tema a un banalismo gramatical, y me temo que publicar aquí mi más sentido pésame a la gramática mediática tampoco va a arreglar nada ni en esto ni en lo otro.
   
   La violencia, en cualquiera de sus vertientes, es la más degradante de las perversiones del comportamiento humano, pero cuando además esta violencia tiene lugar en el núcleo básico de la sociedad y es, para mayor oprobio de ésta, silenciada, consentida y hasta justificada, llega a ser aberración y aquellos que la ejercen prácticamente rehusan su condición de ser humano, al igual que los que la encubren como mudos y cobardes testigos.
   
   Pero si alguien quiere clasificar esta forma de agresión y darle un nombre en castellano, por favor, no use el término “género” o parecerá que está diciendo que los sustantivos y los adjetivos –masculinos, femeninos y neutros– se están tirando los trastos a la cabeza.
2. Alberto
   2005-11-25 19:22 Magnífica exposición del asunto, Román.