Ayer se leía en todos los periódicos el titular admirativo “La apología del terrorismo no es terrorismo”; a este punto hemos llegado en la construcción del pensamiento único que alguien se sorprende de esa obviedad: pues claro que no. Haro Tecglen escribe su
Apología del pensamiento libre con la tranquilidad del quién defiende la libertad de expresión y con el miedo del que ha de justificarse por ello en esta nueva España.