Juan Carlos Galindo,
Ellen Johnson-Sirleaf: La última esperanza de Liberia se convierte en el gran ejemplo para África: “Sin embargo y, a pesar de su posición acomodada, la nueva presidenta liberiana pasó a la oposición cuando el gobierno de Willian Tolbert (del que formaba parte como ministra de Finanzas) fue sangrientamente derrocado en un golpe que se cobró la vida de 13 ministros. Ella estuvo dos veces en la cárcel y se ganó el apodo que le ha acompañado durante el resto de su vida: la dama de hierro. Después, en un error garrafal que ella misma ha reconocido, apoyó de manera entusiasta al señor de la guerra Charles Taylor cuando éste se alzó contra el poder de Samuel Doe. Poco después se desmarcó de las políticas de quien se convirtió en genocida y ahora denuncia las maniobras del ex dictador para desestabilizar desde el exterior el país.
Pero, ante todo, esta mujer es una política hábil capaz de aunar en torno a su figura el reconocimiento y el apoyo de la comunidad internacional, capaz de asumir la tarea de reconstruir, con un presupuesto inicial de 80 millones de dólares, un país que ni siquiera tiene luz eléctrica y agua potable en su capital, Monrovia.”