Lo he dicho y no me cansaré de repetirlo: viajamos hacia un estado policial. La leyes, el derecho penal, son cada vez más punitivas, duras e ineficaces. Da igual el color político de los gobernantes: todos recurren a la mano dura sin haber aprendido nada de los sistemas que anteriormente la han utilizado, y han fracasado. La prevención es una quimera. Las cárceles están peligrosamente masificadas y lejos de buscar alternativas fuera de la privación de libertad, las leyes caminan hacia las penas de cárcel por cualquier cosa. Más y más cárceles estudia el sistema penitenciario español y aporta datos escalofriantes: ” Las costuras del sistema penitenciario español están a reventar. Ya hay casi 61.000 personas en las 77 cárceles españolas, el doble que en 1990. La población reclusa crece a un ritmo de 100 personas a la semana. El año pasado entraron y salieron 87.575 ciudadanos.” [Ref.: la patata de la libertad]