Joyce Mulama narra el drama diario de la hambruna en Kenia: “En septiembre, el gobierno del presidente Mwai Kibaki solicitó 33 millones de dólares para ayudar a 1,2 millones de keniatas a soportar la escasez de alimentos en varias zonas del país.
Un mes después, las autoridades anunciaron planes para construir en Nairobi una mansión para el jefe de Estado por valor de 1,3 millones de dólares.
Aunque el plan tiene luz verde de las autoridades económicas, despierta agrias críticas de los opositores, para quienes el presidente ya cuenta con una vivienda adecuada en State House, y sería mejor destinar esos fondos en aliviar el hambre.
Este argumento resulta irresistible frente a la oficina del comisionado del distrito de Mwingi, donde es continua la larga fila de personas que necesitan alimentos. Unas 50 personas, jóvenes y ancianas, recorrieron largas distancias, desafiando al sol abrasador para pedir provisiones.”
Kenia: Estómagos vacíos, llantos silenciosos.