Cada presidente tiene su watergate, “desde que a mediados de los 70, Richard Nixon se convirtiera en el primer —y único hasta ahora— presidente en renunciar en pleno segundo mandato para evitar un juicio político, esta posibilidad ha estado presente en cada período sucesivo”.
Oscar Raúl Cardoso recuerda este hecho ahora que Cheney ha quedado tocado por la sospecha de fraude y manipulación del informe sobre la [no]existencia de armas de destrucción masiva en Irak y por el procesamiento de su colaborador Libby. El juicio político en este caso está abierto, pero será difícil que llegue a provocar la defenestración de Bush, que cual anguila probablemente acabará escurriéndose del impacto directo.