Quin Monzó, Feliz Halloween: “El caso es que, tan instalado como está ya Halloween entre nosotros, resulta que falta un detalle. Hay dos elementos que se han adoptado sin problema – las calabazas y los disfraces-, pero falta otro, básico en esa noche terrorífica. Es el trick or treat,cuando los críos salen a la calle o la escalera y van de puerta en puerta pidiendo a los vecinos chucherías o dinero. Lo de trick or treat es una disyuntiva que podría traducirse por algo así como “o nos das algo o te vas a acordar de nosotros”. Es un chantaje que sigue el mismo esquema que el trato de protección que ciertas mafias plantean a los dueños de tiendas. Es en plan buen rollo, con humor, pero no hay que olvidar que, en épocas menos amables, si no daban nada, la parte exterior de las casas quedaba hecha un asco, fuese a base de espuma de afeitar o en plan serio, con destrozos al nivel del vandalismo que nuestras autoridades dicen ahora querer erradicar con nuevas normas. Los niños llegan a casa de unos vecinos, llaman y, cuando les abren, dicen versos tipo “Trick or treat, smell my feet, give me something good to eat!”, que no serán difíciles de adaptar, superando el “dulce o susto” que proponen los de Kinder en su anuncio.”