En Tecnologías de la negociación y guerra de corso, David de Ugarte sugiere volver al pasado premoderno y sus formas líquidas de negociación y creación de alianzas. Evidentemente es porque cree (y yo lo comparto) que de ahí se pueden extraer lecciones importantes sobre la guerra posmoderna, móvil, sin centro fijo. Y no sólo la guerra, claro, sino también los negocios, las estrategias culturales, todo lo que implique una rivalidad o muchas. “La posterior evolución italiana y la experiencia de los reinos ibéricos molderán esta visión: poco a poco el rival último va perdiendo importancia, hasta que a finales del siglo XIV desaparece. La estrategia que luego se llamará renacentista, o española, hija directa del ordenadísimo y ritualizado caos italiano y de las infinitas guerras peninsulares, no reconoce enemigo final. Tan sólo un línea de objetivos a alcanzar (el desarrollo estratégico) para los cuales hay que establecer y establecer alianzas cambiantes que doten de superioridad suficiente al actor en cada uno de los pasos.”