En la prensa norteamericana empiezan a aparecer toda clase de artículos (desde los de investigación a los de opinión) acerca de la gran corrupción que existe en el gobierno de Bush, y que de hecho ese gobierno promueve. También a los líderes de la mayoría absoluta de los Republicanos en el congreso y el senado se les ha acusado ya formalmente de varios delitos, principalmente el de blanqueo de dinero. Russell Mokhiber y Robert Weissman, Una inundación de fraudes , escriben sobre los escándalos de fraude en las empresas favoritas de la administración Bush: “El gobierno estadounidense gasta más de 250.000 millones de dólares al año en bienes y servicios. Es el mayor consumidor del mundo. En muchas industrias y para muchas empresas, es un cliente crucial: no poder hacer negocios con el gobierno les causará un dolor real. Así, incluso la aplicación esporádica de la norma sobre la responsabilidad del contratista contra empresas de la lista Fortune 100 tendría un importante efecto disuasorio para la delincuencia y los abusos de las empresas.”