Tal y como va la ley del tabaco, y como irá la del alcohol e irán las del ruido y los locales de ocio, pronto tendremos que pagar por ser miembros de un club en el que podamos beber, fumar y pasar un rato con los amigos. La libertad se paga, eso está claro. Natalia Fernández: “La idea en sí, puede que no sea mala, pero a mí me pierde el imaginario y en mi ingenuidad, esperaría de un club un salón de baile, a ser posible con una Big Band, un salón con sillones voltaire que tan confortables se hacen por el invierno, la tradicional sala de fumadores, la sala de lecturas… en fin uno de esos como los de las películas, donde además puedes estar sola con total tranquilidad. Después de todo, puestos a pagar que sea por algo.” Esperando a Noé.
2005-10-05 19:42 Fíjate, yo tampoco quiero pagar por un club donde poder respirar aire limpio de sustancias cancerígenas, no tener la obligación social de beber alcohol y en el que a la hora de dormir la gente ni hable a gritos, ni provoque destrozos, ni tenga la televisión o el loro del coche a volumen destroyer.
La sociedad, ay, la sociedad.