La escasez de lluvias, las pequeñas reservas de los pantanos en España parece formar parte de un problema mundial. Los datos que aporta Marcel Claude son bastante impresionantes: “Estos mismos problemas internos se transformarán pronto en conflictos internacionales, cuando se acentúe aún más la diferencia entre países ricos en agua y los que no cuentan con grandes reservas, todo esto enmarcado en un sistema económico que ha sido incapaz de asignar eficientemente este recurso.
[...] Coca-Cola predice que su agua —en algunos países más cara que la gasolina— terminará dando mayores beneficios que sus bebidas gaseosas en muy pocos años. Para esto basta recordar la polémica suscitada en el Reino Unido hace exactamente un año, cuando esta transnacional reconoció estar envasando agua potable de Londres, para venderla como agua mineral a casi 3 euros el litro.
El segundo fenómeno es la cada vez más acelerada militarización de las grandes fuentes de agua o, como se presenta eufemísticamente, bajo la ‘protección’ de potencias extranjeras. Por ejemplo, diversos analistas concuerdan en que uno de los objetivos estratégicos de la invasión de Irak fue el control de los dos ríos más importantes del Medio Oriente, territorio donde el agua es tan preciada como el petróleo.” La silenciosa guerra por el agua.