Pues ya hay Estatut Catalán, lo han dicho prácticamente en todos los medios de comunicación al uso y aunque hace unas semanas parecía una entelequia inimaginable, finalmente se han puesto de acuerdo casi todos. Ahora comenzará otra etapa, la de su revisión en la Cortes Españolas. Assumpta Roura está convencida de que el «Escucha, España y seguro que nos entenderemos» que pronunció Maragall son una muestra inequívoca del espíritu democrático que impregna el nuevo Estatuto de Cataluña, y “no una declaración de guerra de independencia como proclaman algunos voceros”. El presente es futuro y aunque el proceso llevado ha sido lioso, parece intuirse que el Estatut es positivo y que generará, como escribe Antonio Franco, mucha alegría, mucho temor: “hay temor a que la infinita capacidad de bronca chillona que generan los españoles que no quieren un Estado más descentralizado y moderno pueda quebrar el espinazo de nuestros aliados, los españoles progresistas dispuestos a conseguirlo.” Por de pronto lo que parece que ya ha provocado es el contenido de la nueva estrategia política de otras comunidades autónomas, como la Valenciana, con su clausula Camps, que la Internacional Melancólica explicó ayer en los siguientes términos: “si vosotros ganais la liga, nosotros también.”