Supongo que se nos llenarán los periódicos de los últimos escándalos por corrupción que afectan al partido republicano en EEUU. El caso más importante es el de Tom DeLay, líder de la mayoría republicana en el congreso y uno de los constructores de esa mayoría. Lo llaman “el martillo” por la dureza y contundencia de sus actuaciones. También son muchos los altos cargos de la administración Bush que están siendo investigados por corrupción. Algunos ya han sido arrestados. La revista Time publicó un artículo esta semana sobre el amiguismo en el nombramiento de altos cargos. Ese amiguismo que rápidamente se está convirtiendo en la principal seña de identidad del gobierno Bush. El ejemplo que todo el mundo conoce es el de Michael Brown, director de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias, y su desastrosa actuación tras el huracán Katrina. David Brooks: “Pero hay otros ejemplos de funcionarios nombrados a puestos de salud, ambiente y otros sectores dentro del gobierno de Bush con nula o mínima experiencia en las áreas de las cuales ahora se encargan. Aunque todo gobierno otorga empleo para sus simpatizantes, aliados o benefactores políticos, casi siempre son nombramientos a puestos simbólicos o donde no pueden causar graves daños (la embajada en un país poco relevante, una subsecretaría de Comercio, etcétera). La diferencia aquí es que Bush ha colocado a personas como Brown en puestos críticos, y ahora se ven las consecuencias.” Investigaciones por corrupción.