El nacionalismo como una forma de exclusión, de vuelta a los orígenes tribales, de arcaísmo en una sociedad heterogénea. Iñaqui Unzueta, Nacionalismo, masa y poder: “Los nacionalismos impulsan procesos de segmentación que tienen como meta incrementar la homogeneidad del grupo, expulsando todo lo que les resulta extraño y perturbador, y constituyendo por ello, el dispositivo más eficaz para la construcción de una determinada identidad. En la tarea de construcción identitaria, el nacionalismo apela a lo más simple del ser humano, toca su fibra gregaria y le ofrece calor, cobijo y seguridad. En ello, el primer paso es la ‘definición’, esto es, la formulación de las características que debe reunir el ‘nosotros’. Le sigue, aunque no siempre, la ‘identificación’, es decir, el establecimiento de los símbolos que distinguen a la comunidad, como lo que propone, por ejemplo, el alcalde de Getxo. Una vez alcanzado lo anterior, la meta siguiente es la institucionalización política, es decir, la cristalización jurídica de la comunidad nacionalista, que alcanza su máxima expresión cuando toma la forma de un Estado.”
2005-09-26 18:30 Es el habitual artículo de opinión de El Correo. El 95% de lo que escriben al cabo del año versa sobre el nacionalismo vasco y Eta. Roza ya lo obsesivo.
Aún así, estoy de acuerdo con el autor, si bien hace la trampa de siempre (y utilizando, al parecer, a una eminencia en la materia): criticar el nacionalismo vasco y escurrir el bulto, es decir, no hacer lo mismo con el español.
¿Y por qué no lo hace? Evidentemente porque son dos nacionalismos y el defiende uno de ellos. Alguien así pierde legitimidad para hablar de estos temas, a no ser que tenga un nivel de autoengaño muy notable.
Un saludo