Anticuado como soy, no me gustan las deudas. Y menos las que no son mías pero como si lo fueran: la deuda exterior de España, por ejemplo. O el endeudamiento de las familias, que puede tener un aspecto positivo hasta que estalla, entonces todo son lamentos, recesión, reparto de culpas y políticos gritones. Pero es en esas dos deudas en las que se asienta el crecimiento económico de España en los últimos diez años. Juan Francisco Martín Seco: “Es curioso que los gacetilleros de la economía anatematicen el déficit público y no obstante contemplen sin ninguna preocupación el endeudamiento de las familias, cuando desde el punto de vista macroeconómico tienen efectos similares. En ambos casos son dos los aspectos a considerar. El primero es que se traslada el problema al futuro. El desahorro y el endeudamiento no pueden ser permanentes y antes o después tendrá que producirse el ajuste. Por ejemplo, en una sociedad en que las familias consumen más que lo que ingresan llegará un momento en que el consumo no podrá sostenerse y, por tanto, se generará una situación restrictiva, a no ser que otros sectores asuman el relevo y sean capaces de tirar de la economía.” El peligro del déficit exterior.
2005-09-21 14:31 Añádase la huida de empresas y los centenares de miles de burócratas ¿públicos? que, éstos, lástima, no huyen jamás. Para emigrar …