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El PP y las bodas

A pesar de las declaraciones de Mariano Rajoy apostando por olvidar el pasado y mirar hacia adelante parece evidente que sólo cambiará la política de ese partido cuando cambie su equipo directivo. Mientras Acebes y Zaplana tengan poder en el PP, nada cambiará. La prueba es el recurso de inconstitucionalidad contra la nueva ley del matrimonio. Javier Armentia ataca duro: “El PP lo tiene claro. O no lo tiene claro, porque anda con que si sí con que si no, quizá asustado porque se le vea tanto el plumero a su sector ultracatólico. Los integristas del PP, esos que son kikos, legionarios de Cristo, opusinos y demás, son los que van ganando el pulso. Los gestos solitarios de Villalobos, los intentos de contemporizar de Piqué o Gallardón, esas declaraciones intentando centrar las ideas y las proclamas que afirmaba recientemente Rajoy, de poco sirven. El sector duro hace que el PP sea un bloque homófobo beligerante.” El PP y las bodas.

Marcos Taracido | 21/09/2005 | Artículos | Derechos Civiles

Comentarios

  1. Anomia
    2005-09-21 10:37 En el PP no habrán jamás católicos mientras no hayan revolucionarios, dentro de las coordenadas de la Doctrina Social Católica, incluídos los de la línea de Leonardo Boff. Con estos últimos tenemos mucho que hacer y muy poco de qué hablar.
  2. Clandestino
    2005-09-23 17:34 No soy católico practicante ni me identifico con la política de la iglesia, pero sí respetuoso con sus seguidores y mas o menos sintonizo con las doctrinas de Cristo. El contínuo ataque contra la iglesia me parece injustificado y gratuito. Los modos y el lenguaje soez con el que habitualmente se agrede a la iglesia, conscientes de que las respuestas, si las hay, serán moderadas y dentro de las normas regulares de la ética, deja en muy mal lugar a mucha gente, del colectivo gey, que no gusta de compartir esa jerga y actitud insultante. Da la impresión de que mas que reivindicar unos derechos reivindican la implantación de la ordinariez, la vejación, la descalificación sistemática y el insulto como argumento y medio.

    Los geys tienen derechos, pero entre esos derechos no se encuentran los de imponerles a los demás sus apetencias y comportamientos ni a menospreciar y descalificar a los que no los comparten, ni a someter a la sociedad a un bombardeo constante de su condición, ni de los que son o no son, o como y cuando deben serlo.

    Una cosa es tener derechos y otra organizar al resto del mundo desde la óptica de que los demás no los tienen.

    El resto de los mortales también tienen derechos. Si los geys llevan, y son libres de hacerlo, su reivindicación a los despachos del PSDOE y al plano de la vulgaridad obscena y chabacanería callejera, como forma de lenguaje reivindicativo, en igualdad de derechos, es justo reconocer que los otros los puedan defender planteándolos en los tribunales.

    Saludos

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