En EEUU, el Gobierno interviene cada vez más en asuntos religiosos, hasta el punto de imponer la religión en las escuelas, y en el caso que aquí nos ocupa, en las clases de ciencias. José Manuel Sánchez: “Exponer a la gente a diferentes escuelas de pensamiento. Puede sonar bonito, incluso democrático, pero oculta falacias evidentes: en aras a semejante principio pluralista , ¿debemos enseñar los principios de la democracia junto a los de la tiranía?, ¿dedicar el mismo tiempo a la alquimia que a la química, a la física de Aristóteles que a la de Einstein?, ¿introducir a los jóvenes en los principios de la magia al mismo tiempo que nos esforzamos en enseñarles los fundamentos de la ciencia? Se olvidan, por otra parte, los que argumentan como el señor Bush, de un detalle importante: hasta la fecha la enseñanza de la religión—esto es, del creacionismo o del diseño inteligente—ha ocupado mucho más espacio y tiempo en los programas de estudio que la idea o teoría de la evolución. Quien necesita más ayuda no es la enseñanza de las religiones, que cuentan con todo tipo de instrumentos de promoción, dentro y fuera de la escuela, sino el evolucionismo.” Evolución contra creación.