La religión, industria del consuelo, ha encontrado y abierto nuevos mercados en los últimos años. La gente anda triste, enojada, siente el desgaste de la vida… y busca consuelo. Laura Freixas: “Qué bonito debe de ser arrodillarse y creer en Dios, en Alá, en la Unión Soviética o en otra cosa. Los que nacimos en la segunda mitad del siglo XX no tuvimos esa suerte. Aún pillamos a los últimos intelectuales convertidos al comunismo: Roger Garaudy, Louis Althusser, cuyos libros leíamos con devoción; pero que luego se reconvirtieron: Garaudy, en musulmán (sic); Althusser, en asesino (estranguló a su señora)... Total, la única conversión que conocemos los de nuestra quinta (Abdelmu´min aparte) es la que nos ha convertido a casi todos en ex fumadores. Que no deja de tener algún paralelismo con la de san Agustín ( “quiero dejar de fumar… pero todavía no”), pero no es lo mismo, para qué nos vamos a engañar.” Conversos.