La identidad es un arma arrojadiza que nos impide el conocimiento. La identidad es una pecera acristalada y estática. Del mestizaje como único modo de supervivencia.
Como pez en el agua, de Agustín Ijalba: “El proceso de transformación del individuo es sorprendente. Ese sentimiento de pertenencia a un grupo atrofia su espíritu crítico, tamiza la realidad y la discrimina en función de su adaptación a ese destino natural al que se siente ligado. Y a partir de él, considera a los otros en función de una mal disimulada complicidad: si eres de los nuestros, pasa; si no, quédate fuera”.