En efecto, hemos cambiado la esencia del matrimonio. Lo hemos hecho más móvil, más nómada. Lo de que es para siempre depende de la pareja, de los individuos que la conforman, como ha sido siempre, sólo que sin las restricciones legales, innecesarias y pesadas. A muchos les molesta esta nueva libertad, como siempre pasa con las libertades nuevas. José Luis Manzanares: “El balance revela que el nuevo matrimonio se aproxima demasiado a las uniones fácticas que se registran para el disfrute de determinados derechos. Empiezan y acaban por decisión de cualquiera de los interesados, y éstos pueden ser o no de distinto sexo. En definitiva, nos encontramos ante un panorama confuso que se explica más como producto político que como resultado de consideraciones jurídicas. Con escasísimo debate, haciendo caso omiso de los informes del Consejo de Estado, del Consejo General del Poder Judicial y de la Real Academia de la Lengua, contrariando a buena parte de la sociedad española, deprisa y corriendo, hemos variado la esencia misma del matrimonio.” El nuevo matrimonio.