Cuatro años después del 11-S, Francis Fukuyama tiene claro que la definición de la política exterior norteamericana desde entonces, ha sido un fracaso: “La administración Bush podría haber elegido, en cambio, crear una verdadera alianza de democracias para combatir las corrientes conservadoras provenientes de Oriente Medio. También podría haber profundizado las sanciones económicas y garantizado el regreso de los inspectores de armas a Irak sin entrar en guerra. Podría haber favorecido un nuevo régimen internacional para combatir la proliferación. Todos estos senderos habrían estado en sintonía con las tradiciones de política exterior norteamericanas. Pero Bush y su gobierno optaron libremente por hacer otra cosa”. Bush se equivocó al provocar la guerra en Irak.