Borges no sólo es uno de los poquísimos nombres imprescindibles de la literatura en castellano, sino que tenía una de las pocas visiones del mundo útiles: la percepción de las cosas hace las cosas. Jorge Gómez Jiménez escribe sobre el escritor: “Los sentidos son falibles; basta una somera manipulación y obtenemos el milagro de una percepción equívoca de la realidad. El cielo no es azul, pues lo que vemos como azul es sólo una compleja red de hechos físicos que lo hacen ver azul; de hecho, para Borges es claro que el color azul, como todo color, como todo lo que percibimos, es realmente una construcción de nuestro intelecto. Si aplicamos un lente, si tenemos problemas en la vista, el cielo deja de ser azul; igualmente, todo elemento de la realidad que percibimos es el resultado de nuestra disposición a creer en nuestros sentidos.” El filtro de Borges.