Parece evidente que, al margen de objetivos más oscuros y aviesos, el renacimiento y lavado de cara de la energía nuclear se debe al escaso futuro que tiene el petroleo. Últimamente hemos anotado aquí algunos artículos sobre el tema que apostaban por la utilización de la energía nuclear. Marcel Coderch desmonta o matiza uno por uno todos los argumentos que se dan a favor de esa energía: “la industria, pese a haber recibido todo tipo de cuantiosas subvenciones y ayudas a lo largo de su vida, no pudo solventar satisfactoriamente los problemas de seguridad, competitividad económica y residuos que han lastrado el desarrollo de este tipo de energía. Por esta razón, el intento de reactivación en curso se construye ahora sobre otros fundamentos, utilizando, paradójicamente, argumentos del que fue su oponente más destacado: el movimiento ecologista. Frente al cambio climático y la polución, aducen sus defensores, la resurrección nuclear es la opción más limpia, y la única capaz de suministrar las ingentes cantidades de energía que consume el proceso de crecimiento económico mundial, sin contribuir al calentamiento global. Y frente a la creciente escasez de recursos fósiles, promete abundantes alternativas, ya sea en forma de uranio y torio en la actualidad, de plutonio en un futuro cercano o mediante la fusión nuclear en un futuro más remoto. De ahí que la industria nuclear haya decidido autocalificarse de “fuente de energía verde y sostenible” con la ayuda de algunos veteranos ecologistas de renombre, como James Lovelock o Patrick Moore.” Energía nuclear.